17 de marzo de 2016

Juventud Misionera | Cabezo de Torres, un pueblo murciano que espera con los brazos abiertos a los misioneros que les llevan alegría y fervor

De la presencia de Juventud Misionera en las misiones de Semana Santa “queda como semilla, y posteriormente fruto, la alegría que aportan a los enfermos y ancianos, y en la comunidad parroquial, el fervor eucarístico”. Don Antonio José Abellán es quien explica así a LomásRC lo que aportan los jóvenes misioneros a lo largo de estos días. Él es párroco en Cabezo de Torres, un pueblo de la huerta de Murcia con 14.000 almas a su cargo.

Aquí se espera a los misioneros con los brazos abiertos: “Tras el verano, cuando se prepara el curso, siempre hay feligreses que empiezan a preguntar: ‘¿Vendrán este año otra vez los misioneros, don Antonio?’ Y mi respuesta es, aun sin saberlo y confiando en el Señor: ‘Está previsto’. Cuestión que se hace más incipiente tras la Navidad: ‘¿Sabe ya algo de los misioneros?’ Y ya la respuesta es: “SÍÍÍÍ, vienen con nosotros”.



Don Antonio José define Cabezo de Torres como “un pueblo de gran raigambre religiosa y tradicional y que la presencia de la Iglesia configura la vida de sus habitantes, de su forma de ser, de vivir. No se puede entender Cabezo de Torres sin su patrona, La Virgen de las Lágrimas, desde el Milagro de las Lágrimas el 8 de Agosto de 1708”. Unos datos para conocer mejor el lugar al que van los misioneros: hay una media de 100 bautizos de niños al año y no se entiende Cabezo de Torres sin la vida que también aportan sus cofradías y hermandades y últimamente ante los nuevos retos pastorales el trabajo que desarrolla Cáritas parroquial y la Pastoral de la Salud.

¿En qué le ayudan los misioneros que van a su parroquia en Cabezo de Torres a lo largo de estos días?

La tarea que les encomendamos a los misioneros en estos días es el salir e invitar a las familias, a personas que se encuentran en el camino, por el pueblo, sus plazas y calles, a que visiten su parroquia estos días, se acerquen y participen en los días principales de la fe cristiana.

Les encomendamos la visita a familias en necesidad, principalmente en este año de la misericordia, para que junto a miembros de Cáritas, visiten familias en necesidad y les lleven su tiempo y testimonio y se empapen de la realidad que atañe a las mismas.

También les invitamos a la visita a enfermos y ancianos llevando su juventud y alegría, principalmente el Viernes Santo, para que realicen un apostolado misionero.

De igual manera, participan en todas las celebraciones del Triduo Sacro junto a la Comunidad parroquial, aportando su juventud y su fe, con lo que todos ganamos en abrir el corazón.

¿Y los habitantes de Cabezo de Torres cómo ven a los jóvenes? Porque habrá de todo…
Desde que han venido al pueblo, y ya este es el tercer año, la respuesta siempre ha sido estupenda, de acogida y volcarse en atenciones a los jóvenes, para que se sientan a gusto, como en su casa. Valoran el esfuerzo de venir estos días, y muchas familias ven en ellos a los hijos o hijas que un día estaban por la Iglesia, y los avatares de la sociedad, del mundo, les hacen que vivan en otras ocupaciones, y no vivan la fe como a sus padres les gustaría. La presencia de los jóvenes es un empuje en la fe y la esperanza de que muchos se arrimen a Jesús.

También habrá quienes rechacen o no vean con buenos ojos la presencia de los jóvenes, pero son los menos, o por lo menos no lo manifiestan.

¿Qué queda de su trabajo a lo largo del año?
A lo largo del año, se recuerda con cariño su paso por la parroquia, e incluso familias siguen en contacto con los misioneros, con las Consagradas o con los sacerdotes a través de los medios y redes sociales al alcance. Hasta el verano es un revivir las experiencias con ellos, risas, palabras, gestos… y tras el verano, cuando se prepara el curso, siempre hay feligreses que empiezan a preguntar: “¿Vendrán este año otra vez los misioneros, don Antonio?” Y mi respuesta es, aun sin saberlo y confiando en el Señor: “Está previsto”. Cuestión que se hace más incipiente tras la Navidad: “¿Sabe ya algo de los misioneros?” Y ya la respuesta es: “SÍÍÍÍ, vienen con nosotros”.

De su tarea, queda sobre todo como semilla, y posteriormente fruto, la alegría que aportan a los enfermos y ancianos, y en la comunidad parroquial, el fervor eucarístico, y el cambio de estilo de la Adoración Eucarística, haciéndola más vivencial y fervorosa, y menos “rancia” o sin que “toque” el ser, con los cantos, meditaciones, silencios…

También el deseo y el compromiso del trabajo parroquial por los jóvenes, pues su presencia es más valorada y estimada desde el paso de los misioneros.

¿Qué características debe tener un joven que vaya de misiones?
Principalmente un joven con “GANAS”. Ganas de estar con otros jóvenes llevando a Jesús. Una persona con alegría y entrega, una persona que sea capaz de divertirse y ayudar, que goce de la vida y lo contagie, que tenga fe en Dios y firmeza en la entrega.

Una persona de oración y compromiso. Una persona normal, pero especial al mismo tiempo, pues el Señor, en su Iglesia, le escoge para una gran tarea: Anunciarle. Cristo Vive, es el Rey y Señor.

La realidad es que los misioneros son los primeros trasformados y que tienen una experiencia de Cristo, ¿qué encuentran en su parroquia para sea así?
Pues eso habría que preguntarle al Señor y a los feligreses. Creo que se encuentran con Él en las familias que les acogen, en las personas que estos días se vuelcan con ellos, en comidas, lugares de aseo, atenciones, etc. En definitiva, encuentran personas que van a abrirles sus casas, sus hogares, pero sobre todo su alma. El cura el primero, claro está, y compartiendo desde nuestra sencillez lo que el Señor nos regala, y sobre todo, aprendiendo de ellos, que se aprende y mucho.

¿Qué le diría a un joven que tiene duda de ir o no de misiones?
Que ni lo piensen, ¡¡¡¡que se vengan!!!!!. Que hay gentes que les estamos esperando para vivir estos días de una manera nueva y distinta, de una forma que sólo el Señor sabe cómo va a ir, pero confiando en Él.

Como decía San Juan Pablo II: ¡No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo! Y nos recuerda el Papa Francisco: Vivir la Alegría del Evangelio. Cristo os espera y cuenta con vosotros.

¿Cómo conoció Juventud Misionera?
Conocí a través de internet y por María Visión cuando informaban de la Megamisión. También a través de unos compañeros sacerdotes que realizaban las misiones con jóvenes en Semana Santa, cuando estaba de párroco en San Juan Bautista de Cartagena.





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