16 de diciembre de 2013

El Cardenal Velasio de Paolis a los neosacerdotes. “Que el rostro misericordioso del Padre sea también el rostro de vuestro sacerdocio”

El pasado sábado 14 de diciembre, 31 legionarios provenientes de México, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Alemania, Canadá, Colombia, Chile, Francia e Italia fueron ordenados presbíteros por la imposición de las manos del Delegado Pontificio. “Dentro de poco 31 diáconos de la congregación de los Legionarios de Cristo serán ordenados sacerdotes. Con el sacerdocio, ellos alcanzan una meta; culminan la respuesta a la vocación por la cual se han esforzado durante el largo camino de preparación”, señaló el Cardenal De Paolis al inicio de la homilía. Y continuó: “Es el logro de un ideal. Desde el punto de vista humano, ya es un motivo de alegría y satisfacción. Pero el sacerdocio es un ideal mucho más alto que cualquier ideal humano. No es una elección que nace en el hombre; es una respuesta a un llamado que viene de lejos: viene de Dios mismo”.

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El Delegado Pontificio invitó a los ordenandos a confiar en las gracias y la misericordia de Dios ante la fragilidad humana que puede experimentar toda persona llamada por Dios: “El primer sentimiento que brota del corazón humano ante tal llamado es casi de miedo e inseguridad; de debilidad y fragilidad. Darían ganas casi de retirarse ante una tarea tan sublime […] Pero quien es enviado no es dejado solo en el camino. Él, llamado a ser pastor del pueblo de Dios está bajo la guía del gran pastor que es el mismo Cristo. Siente el eco de las palabras del salmo y las canta en el propio corazón: "El Señor es mi pastor, nada me falta...conforta mi alma...Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré" (Sal 23, 1.3.4). Así, quien ha sido llamado contempla sereno el futuro y su misión. En la amistad con el Señor Jesús, que lo llama y envía, él encuentra el amigo fiel que lo confirma y lo sostiene. Es la palabra de Jesús la que hace su paso seguro y su corazón firme y decidido”.

El Cardenal De Paolis ofreció una perspectiva sobre el camino de renovación y purificación que hemos recorrido como legionarios y miembros del Movimiento en los últimos años: “En la Legión de Cristo hubo un momento en el cual el pecado, que había encontrado un lugar en ella y la oprimía […] Se tuvo temor por su sobrevivencia. Sobre ella se posaron miradas sin piedad que pusieron al descubierto la pobreza y la vergüenza […] Para los Legionarios fue ciertamente un momento feo y difícil. Puso a dura prueba su fidelidad a la vocación o por lo menos la pertenencia a la misma Legión”. Sin embargo, continuó el cardenal dirigiéndose a los ordenandos: “Otros se quedaron, porque pensaron que su elección fue hecha a Cristo, que no les había traicionado y no podía traicionarles. Se confiaron al Dios de la bondad y de la misericordia, capaz de renovar el corazón de los hombres y de sacar hijos de Abraham incluso de las piedras. Son la gran mayoría. Entre estos estáis vosotros y los hermanos que hoy se reúnen alrededor de vosotros para este día de fiesta, junto con vuestros familiares y amigos”.

“Con vuestro comportamiento y con vuestra fidelidad –continuó el cardenal-, con vuestro sufrimiento y el someteros al peso del oprobio por el pecado de los legionarios, habéis permitido el camino de la purificación y de la renovación de la misma congregación, y la habéis devuelto más bella al servicio del Regnum Christi y de la Iglesia. Habéis así confirmado con vuestro comportamiento la verdad de que el mundo se renueva no por quien se limita o se pierde en los escándalos, o en la desconfianza o se pone en la ventana a curiosear o a expresar la propia insatisfacción, sino de quien asume el pecado, llevando las consecuencias al ofrecimiento de su propia vida, y permaneciendo fiel a la propia vocación. Son estos los Legionarios de los cuales la Iglesia y la Legión tienen necesidad”

Finalmente, el Cardenal Velasio De Paolis invitó a los diáconos a dejar que la misericordia de Cristo y su perdón sean el rostro del sacerdocio de cada uno de los ordenandos: “Habéis hecho la experiencia de una paz obtenida precisamente a través del sufrimiento y de una reconciliación fruto del perdón, del cual todos necesitamos. Deseo que de ello nazca una nueva Legión reconciliada consigo misma y con los demás, capaz de perdonar y de pedir perdón. Las nuevas Constituciones no son el fruto de una técnica jurídica, sino el fruto de un largo examen de conciencia de toda la congregación. Estos hechos han ciertamente marcado también vuestro sacerdocio, en modo positivo. El Sumo y Eternos Sacerdote, que es Cristo Jesús vino para revelarnos el rostro misericordioso del Padre, a perdonarnos y adoptarnos como hijos. Este sea también el rostro de vuestro sacerdocio. La salvación está colgada del perdón que pende del árbol de la cruz y de él ilumina el mundo y se vuelve esperanza de salvación”.

Después de la ceremonia, se tuvo una comida en el Centro de Estudios Superiores con los nuevos sacerdotes, sus familias y los legionarios y consagrados presentes en Roma.

Como en otros años, se ha publicado un libro (en esta ocasión titulado “Con olor a oveja”) con las historias vocacionales de los ordenandos. Los testimonios se puede leer en la página especial que se preparó para las Ordenaciones sacerdotales de 2013.

Los 31 nuevos sacerdotes tienen entre 30 y 35 años de edad. De los 31 nuevos sacerdotes, 16 iniciaron su discernimiento vocacional y formación en los centros vocacionales de la Legión de Cristo. El resto ingresó directamente al noviciado después de concluir el bachillerato, durante el período universitario o tras una experiencia laboral. El P. Luciano Núñez, L.C., es el primer legionario que se ordena de los que han iniciado su discernimiento en el centro vocacional de Chile y el P. François Garreau del centro vocacional de Francia

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